Una de las profesiones surgidas hace pocos años y que   parecen tener un futuro más que prometedor, es la que se conoce como el   coaching. Se podría traducir como “asesor”, “consultor” o incluso   “entrenador”, pero va más allá de todo ello, e incide en ámbitos que no son   estrictamente profesionales. Empezó en Norteamérica, claro está, y está   empezando a pegar fuerte en Europa. Hablamos con alguien que nos resolverá   algunas dudas y nos introducirá en este mundo del que muy pronto nos   resultará más familiar.       En el fondo, parece que ustedes no dejan de ser   asesores.    Bien, esta palabra es casi tabú dentro de nuestro mundo,   porque implica que alguien te da consejo, y en el coaching no   asesoramos: somos especialistas en sacar lo mejor de las personas, pero sin   decirles cómo deben hacerlo. Este es el elemento diferencial con otras   profesiones.       Es decir, que proporcionan los elementos para que la   gente se de cuenta de lo que debe hacer para llegar hasta donde ellos mismos   se proponen. ¿Es eso?    Más que proporcionarles estos elementos, les ayudamos a   cuestionar sus objetivos para que, a través de toda la metodología del coaching,   puedan descubrir aquellas conclusiones que quieren alcanzar. Mire, en el coaching existen dos principios: concienciación y responsabilidad. La pregunta es:   ¿Cómo llegar a ellos?      Bien, ¿cómo llegar a ellos?    Esto es lo poderoso del proceso del coaching. Si   uno no se da cuenta de algo que quiere cambiar, pues pude llamar a un experto   para que haga un estudio de competencias; pero, si falla, ¿a quién se le hace   responsable? En cambio, si va bien se conseguirá lo que se quiere, pero   gracias al experto y no porque uno lo haya desarrollado. Aquí lo que hacemos   es que si uno realmente quiere desarrollarse, el coach tiene la   habilidad para que se llegue a tomar conciencia de lo que hace falta o de lo   que ya se tiene, para emplear los recursos y ver las vías que hay que tomar.       ¿Qué tipo de perfil tienen como cliente?    De todo, especialmente en equipos de personas. En la   dirección moderna, el que tiene unos conocimientos específicos sólo puede   abarcar un campo limitado, así que hoy en día es raro que un directivo se   limite nada más que a dar órdenes: casi todos los directivos están ya   manejando equipos. Así que estas habilidades son diferentes porque uno puede   ser ingeniero, el otro abogado, pero al final, la alta dirección lo que hace   es manejar a gente. Lo que nos lleva a una conclusión       ¿Cuál?    Que en el mundo empresarial hay una carencia enorme de cómo   tratar con la gente, de cómo hacer que la gente tome conciencia y   responsabilidad.       ¿Puede ser que por la vida que se lleva ahora se   requiera más de sus servicios que años atrás?    Bien, estamos en constante evolución, pero si nos paramos   un momento y reflexionamos, veremos que la globalización en la que estamos   inmersos nos ha hecho olvidar con frecuencia que tratamos a seres con   emociones, no sólo con pensamientos. Se ve en todas partes y en la empresa en   primer lugar. También han cambiado las prioridades y una de ellas es que la   devoción por trabajar en un mismo sitio toda la vida laboral ha cambiado: ¿a   quién se le da hoy en día un premio por estar 25 años en una misma empresa?       Su profesión debe tener distintos procesos.    Sí, concretamente de tres modos distintos. Uno es el de   programas abiertos en los que participan muchos ejecutivos y empresarios;   otro es el de programas concretos dentro de las empresas; y, finalmente, el   tener a un coaching más personal, con un directivo tu a tu.       ¿Y todo esto está de un modo u otro homologado?    Se está en ello. Ahora mismo en España hay tres o cuatro   universidades que están planteando sacar posgraduados. En Estados Unidos hay,   al menos, una universidad o dos, que además de sacar un programa, se ha   asociado con la ICF   (Federación Internacional de Coaching) que es la más importante a   nivel internacional, con más de 14.000 miembros en todo el mundo, y es la más   reconocida bajo la cual nosotros operamos con nuestra certificación.       El perfil del coaching parece que es casi el de   un psicólogo.    Tenemos la tendencia a asociar aquello que no nos es del   todo familiar con aquello que conocemos, y sí, admito que hay similitudes.   Con los que más se nos asocia es con consultores, psicólogos, terapeutas,   incluso entrenadores deportivos. Pero no nos parecemos a ellos en algo   esencial: cuanto menos sepamos del área en la que vamos a trabajar, mejor,   porque así aportaremos a nuestras preguntas experiencias sin prejuicios. Y   esto significa que no vamos nunca al pasado, miramos donde estamos hoy y   dónde se quiere estar mañana.       Más que, quizá, en ninguna otra profesión, el trato   con la gente en esta es esencial.    Sí, por supuesto, este es un trabajo que está enfocado   exclusivamente a la relación con las personas. Y teniendo muy presente que   esta prioridad esté incluso por encima de los objetivos marcados. Es decir,   que si nos damos cuenta de que las prioridades son inalcanzables para la   persona, preferimos ocuparnos de ella. Porque parte de la filosofía y   metodología del coaching es el crecimiento y el desarrollo personal, a   través del cual podemos lograr cosas, pero nunca al revés.       Parece casi como un manual de autoayuda.    Bien, la relación con los demás y el querer ayudarles son   elementos básicos. Pero más que eso, al coach le tiene que gustar   ayudar a los demás. Por eso es muy vocacional, aunque también hay un elemento   económico importante, claro está. Para determinada gente, es casi una   oportunidad. Es la idea de “quiero dar un giro a mi vida, me gusta ayudar a   la gente y además, no sólo disfruto sino que gano dinero”.       ¿Y cómo se seleccionan los coaches?    Nuestra selección es bastante exigente y por ello siempre   pedimos que el personal que se incorpore a nuestra empresa sea profesional.   Tenemos un equipo con una formación mínima de tres años. De acuerdo, son   estudios que no están reglados, así que lo más apropiado es formarse bajo las   pautas de la ICF.          Admitámoslo: la sensación de desconocimiento en   este país produce una cierta desconfianza a la hora de pedir sus servicios.    A nivel mundial está habiendo un boom, pero sí,   hay un componente cultural muy importante.       Quizá en España no acabamos de tener la confianza de   que se pueda llegar a pagar por estos servicios.    Sin embargo, cada vez hay más gente que está dispuesta a   pagar por ello. Cada vez hay más necesidad y hay mercado, se lo aseguro. A   nivel mundial hay una gran demanda. La sociedad quiere mejorar y no sabe   cómo, por eso piden a los coach. De acuerdo que no se conoce aún   mucho, pero con mucha frecuencia el contacto viene por el boca-oreja. 
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