Dónde invertir en tiempo de crisis.
Este año hemos visto como se ha desarrollado una crisis que inicialmente fue de hipotecas de alto riesgo, después se convirtió en una crisis de liquidez, que obligó a intervenir a los Bancos Centrales y que dejó a algún Northern Rock en el camino y finalmente se hizo mayor afectando a algunos bancos, principalmente de inversión. Por lo pronto, ya se ha llevado por delante a los consejeros delegados de Citi Bank y Merril Lynch. Ahora, la crisis envejece mientras desenreda la madeja que formaban los créditos estructurados.
La gran pregunta es cómo va a terminar afectando esta crisis a la economía global. Si las empresas encuentran más dificultades para financiarse y a los consumidores no les prestan dinero, los pesimistas dicen que parece inevitable que, en el próximo año, veamos una ralentización más o menos brusca del crecimiento económico mundial.
Por ejemplo, dicen, en Estados Unidos, que suele ir por delante en el ciclo, la economía lleva creciendo por debajo de su tendencia a largo plazo desde hace más de un año y su mercado inmobiliario está sufriendo una caída de precios muy importante. Y si Estados Unidos cae en recesión, la economía mundial le seguirá.
Los optimistas pueden contra-argumentar, dicen que los bancos centrales todavía tienen suficiente munición para reactivar la economía mediante la bajada de tipos de interés. Además, China está creciendo al 11% anual, los intercambios entre países emergentes son mayores que nunca y esto hace que la influencia de Estados Unidos sea menor.
¿Dónde invertir en este entorno de incertidumbre?
En renta fija, los tipos de interés pueden empezar a caer a nivel mundial y algo que ya ha comenzado en Estados Unidos. Esto significaría el fin del mercado bajista en los bonos de Gobierno y en los bonos corporativos de alta calidad, que además aparecen con valoraciones atractivas.
En el lado opuesto, habría que evitar los bonos corporativos de alta rentabilidad (high yield), que todavía tienen sus diferenciales de crédito cerca de sus mínimos históricos. Algunos expertos prevén una venta masiva de este tipo de bonos debido a que no son atractivos para los inversores, que ven que les pagan poco (el diferencial está bajo) para el tipo de riesgo que están sufriendo.
En renta variable, si no se deteriora muchísimo más la situación, vemos algunas oportunidades.
En el S&P500, índice de renta variable americana, se ha producido un cambio de las que habían sido las preferencias de los inversores en los últimos años, que están prefiriendo las acciones de crecimiento (preferiblemente inmediato) a las de valor. Este movimiento, que algunos achacan a venta que están haciendo fondos cuantitativos apalancados, puede no durar mucho, porque empieza a existir una serie de oportunidades muy atractivas por valoración en ese mercado. El mercado americano no parece caro en términos de valoración.
En Europa, Alemania sigue pareciendo atractiva, al igual que Francia, aunque la apuesta de la mayoría de los inversores parece ser apostar por el crecimiento en Europa del Este, debido al flujo de fondos estructurales de la Comunidad Europea que van a ir a parar a estos países.
En Asia, creo que todavía se puede apostar por el crecimiento de China y de India, aunque sería más lógico hacerlo en empresas globales con intereses en esas áreas y que se puedan beneficiar de ese crecimiento antes que acudir a alguna de las opacas y sobrevaloradas bolsas emergentes. Japón sigue siendo la gran incógnita.
*Ignacio Rodríguez Añino, responsable de M&G Investments en España
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